domingo, 14 de marzo de 2010

Carpetazo al asunto

Hoy precisamente se cumplen los dos meses que tenía para recurrir la última resolución de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Sevilla, dictada en respuesta del recurso de reposición presentado por mí en el Registro general el pasado 16 de octubre. En dicha resolución se desestimaban todas mis alegaciones y de forma descarada se asumían todas las alegaciones presentadas en su día por el Arzobispado. Por lo tanto, tenía como fecha tope el pasado viernes para presentar el correspondiente recurso anta la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Con todo el dolor de mi corazón he renunciado a ello, algo que para mí no ha sido nada fácil. Y no lo ha sido por que cuando acometo una causa que considero que es justa, me cuesta un enorme esfuerzo abandonarla. Ahora bien, una vez que soy consciente de que todos mis afanes van a resultar infructuosos, rememorando a don José Ortega y Gasset, caigo en la cuente de que el esfuerzo inútil conduce a la melancolía. He tomado esta decisión después de mantener dos largas conversaciones con sendos abogados, que han tenido la honestidad de aún reconociendo que la razón está de mi parte aconsejarme que no siga adelante porque me iba a embarcar en una operación costosa y con unas posibilidades mínima de salir airoso. Ya, de entrada, la Sala del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, conocida con el sobrenombre de "La Vaticana", debido a su habitual benevolencia hacia los intereses eclesiásticos en los litigios planteados fundamentalmente en temas educativos, sería la encargada de derimir el letigio. No hace falta ser muy lista para adivinar a quien le iban a dar la razón, a mí o al Arzobispado.
Después de esta experiencia he sacado en claro varias enseñanzas. En primer lugar, que a pesar de que dicen que llevamos ya más de 30 años de régimen democrático en España, hay aspectos que no han cambiado mucho. Entre ellos figuran el gran poder que todavía ostentan determinados poderes fácticos, especialmente la Iglesia católica. En este sentido, decir que nuestro pais goza de un Estado laico es una auténtica falacia. Ningún gobierno, incluidos los llamados de izquierda, ha sido capaz de acabar con los privilegios de la jerarquía eclesiástica, que a su vez se muestra insaciable, reclamando cada vez regalías. En consonancia con lo anterior, habría que revisar el concepto de "gobierno progresista". De ese tipo es el gobierno actual del Ayuntamiento de Sevilla, pero quienes han progresado realmente han sido los políticos involucrados y toda la panda de paniaguados que hay a su alrededos. Sólo así se explican esas mayorías tan aplastantes que aparecen en los congresos, cerca del 100/100 en las votaciones, una reacción puramente instintiva ante el temor de perder el puesto de trabajo. Eso ha podido verse recientemente en el Congreso regional del PSOE en Sevilla y a una escala menor en el Congreso provincial del PCA celebrado en Bellavista.
Para terminar, reiterando una idea ya expresada anteriormente, considero que no vivimos en un auténtico Estado de derecho, entre otras cosas porque carecemos de un sistema judicial competente que ampare los derechos de los ciudadanos (?) españoles, condenados a la indefensión ante los atropellos de las propias instituciones, que en lugar de luchar por el cumplimiento de las leyes las pisotean olímpicamente.
P. D. : Me he permitido enviar un comentario al blog del alcalde de Sevilla, en el que niego el carácter "progresista" del actual Ayuntamiento de Sevilla, cosa que él pone de manifiesto en su carta de despedida a los sevillanos. Pero no tengo esperanza alguna de recibir una respuesta porque, aparte de que estará muy atareado buscando una buena poltrona para cuando deje de ser alcalde, no creo que tenga argumentos válidos para rebatir mi crítica.