martes, 22 de enero de 2013

Viaje a Madrid

La semana pasada efectuamos una visita a la capital del Estado. Aunque en principio la finalidad fundamental de la misma fue pasar unos días con Chari, la hermana de María José, que debido a la enfermedad de su marido no pudo asistir a las exequías celebradas en Sevilla en memoria de la madre de ambas, de hecho también aprovechamos la ocasión para visitar una serie de exposiciones.
  Así, el martes, día 15, fuimos ambos a visitar la exposición titulada "Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio", en el Centro de Arte Canal, junto a la plaza de Castilla. Se trata de una muestra muy completa para comprender el tremendo impacto que provocó la erupción del Vesubio el año 79 de la era cristiana. Consta de 8 áreas temáticas, que se inician con el apartado llamado Origen e historia y terminan con la sección denominada Las Pompeyas españolas.
  Se exponen más de 600 piezas, procedentes en su mayoría del Museo de Nápoles. Se le dedica un espacio al rey de Nápoles Carlos VII, posteriormente Carlios III de España, al cual se le denomina como "el rey arqueólogo", por ser un gran impulsor de las excavaciones arqueológicas en la zona durante su reinado.
  A lo largo del recorrido se pueden visualizar varios documentales, siendo el más destacado uno realizado por la BBC, en el que se pone de manifiesto claramente como afectó la catástrofe a las poblaciones del entorno, hasta el punto de trastocar las relaciones sociales, rompiendo incluso algo muy unido aol mundo romano: la total dependencia del esclavo respecto a su dueño. Por otro lado, aparecen dos personajes importantes que se vieron implicados en el desastre natural: Plinio el Viejo, que murió por efecto de la erupción, y su sobrino Plinio el Joven, que nos la describió después.
  Ese mismo día visitamos la exposición temporal del Museo Sorolla, titulada "Sorolla, jardines de luz". Consta de dos secciones. La primera se titula "Agua, patio, jardín"; la segunda, "El jardín de la casa de Sorolla". La muestra se nutre de obras tanto del propio Museo Sorolla como de propiedad particular.
  En la primera sección me fijo fundamentalmente en cuadros que reflejan jardines andaluces, del Alcázar de Sevilla y de la Alhambra de Granada, aunque en honor de la verdad, como no hay espacio suficiente para separar adecuadamente las obras de la exposición temporal de las permanetes, algunas están demasiado elevadas y resulta dificultoso apreciar bien sus matices. Da la sensación de que el edificio se queda pequeño ante el cúmulo de obras a exponer.
  El día siguiente, miércoles, María José quiere pasarlo con su hermana, y por lo tanto tengo que seguir el periplo expositivo solo. Aprovecho para visitar por primera vez un museo que todavía no había tenido la ocasión de conocer: el Museo Lázaro Galdiano. El nombre deriva de su fundador, un financiero y coleccionista navarro; está enclvado, al igual que ocurre con el Museo Sorolla, en el mismo edificio donde tuvo su residencia familiar. Precisamente, cuando se van recorriendo las diversas estancias del Museo, unas placas nos van indicando la función que tenían entonces.
   Aunque cada una de las cuatro plantas que integran la colección tiene un contenido diferenciado, en el conjunto la separación por materias (pintura, escultura, cerámica, etc) no es muy estricta y esto se aprecia especialmente en la planta baja, cuya denominación es Retrato del coleccionista, donde pueden contemplarse piezas de pintura y objetos de orfebrería. En la primera planta se exponen obras del arte español; en la segunda, del arte europeo; y en la tercera, llamada en el folleto Almacén visitable, se exponen armas, esmaltes, marfiles, cerámica, piezas textiles, etc.
  Me chocó que una de las obras pictóricas más interesantes, las Meditaciones de San Juan Bautista, de El Bosco, no estuviese expuesta, por estar cedida a otro museo para una exposición temporal.
   El jueves, día 17, ya camino de la estación de Atocha para coger el AVE con destino a Sevilla, visitamos en primer lugar la exposición llamada "El legado de la Casa de Alba", en el CentroCentro Cibeles, en el palacio del mismo nobre sede actual del ayuntamiento de Madrid. Reconozco que a pesar de la propaganda que se esta haciendo, quizás pueda haber influido que hace unos años ya hubo en Sevilla una muestra similar, aunque hay que reconocer que esta es más completa, no me causó una gran impresión. Es cierto que hay obras interesantes como la Virgen de la Granada de Fra Angélico o el retrato de la duquesa de Alba de Goya.Pero a mí lo que más sorpresa me deparó fue la contemplación de dos cuadros de paisajes de José de Ribera, pues siempre había asimilado a este pintor barroco con obras de temática religiosa. También, ¿por qué no decirlo?, experimenté una sensación extraña, pues mientras en un cartel se decía que el palacio de Liria había sufrido graves daños por los bombardeos durante la Guerra civil (por supuesto no se explicitaba que las bombas procedían de los aviones del bando sublevado), más adelante había un retrato del entonces duque de Alba, que, mire usted por donde, fue embajador del regimen franquista ante Su Graciosa Majestad en Londres. Y ya, para rematar la faena, dada mi condición de acérrimo republicano, me resultó enternecedor contemplar el traje de cristianar y el uniforme qque vistió en su primer acto oficial el rey Alfonso XIII.
 Luego nos dirigimos al Museo del Prado. Allí visitamos en primer lygar la muestra titulasda "El joven Van Dyck". Quizás las dos cosas que se pueden destacar son el deseo permanente por parte del artista para evadirse de la influencia de su imponente maestro, Pedro Pablo Rubens, por un lado, y por otro, poder conocer el proceso creativo del pintor, no solo por los dibujos previos  que acompañan a las obras expuestas, sino también porque de algunas pinturas aparecen varias versiones.
   Pero una exposición que me gustó mucho fue la dedicada al paisajista Martín Rico, dividida en cinco secciones, con paisajes no solo de España sino también de Suiza, de Francia y de Italia. En este caso me gustaron especialmente lios cuadros inspirados en Venecia, que me recordaron las pinturas de Canaletto. Referente a Andalucía tuiene pinturas de los jardines de Sevilla y de Granada.
  Para completar la visita entramos en una sala donde se exponen tres versiones de San Juan Bautista de Tiziano, con motivo de haber restaurado la que está depositada en el Museo del Prado.
  Y ya en la zona correspondiente al edificio de Villanueva contemplamos un Retrato de caballero, procedente del Museo Metropolitano de Nueva York, atribuido recientemente a Velázquez, el cual tiene una gran similitud con un personaje que aparece en el cuadro de Las Lanzas del mismo autor y que se encuentra en la misma sala donde se expone la obra invitada.
  Para terminar contemplo rápidamente unos dibujos de Goya recién restaurados, perteneceientes a la serie Los Disparates.

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