sábado, 25 de marzo de 2017

Dos actos culturales


 Durante la semana que ya agoniza he participado en dos eventos culturales: uno el martes, 21 de marzo, y otro el jueves, 23 de marzo.
  El primero consistió en sendas visitas comentadas a las dos exposiciones que se han programado con motivo de la inauguración del Caixa Forum de Sevilla. Esta actividad ha sido planificada por mí en el contexto de las visitas que periódicamente organizo como coordinador de la asociación AJUDO (Amigos jubilados docentes).
   Asistimos un total de 24 personas y parece ser que la gente, por los comentarios que me hicieron llegar, quedaron bastante satisfechas, puesto que en ambos casos los guías desempeñaron correctamente su papel, procurando la participación activa de los asistentes.
  Primero, a las 11 de la mañana, visitamos la exposición dedicada al pintor catalán Hermenegildo Anglada-Camarasa, que partiendo de una actitud posimpresionista pasó por diferentes etapas, llegando incluso a practicar el grabado.
 Después de un pequeño receso de una media hora, a las 12,30 iniciamos la visita a la exposición de retratos denominada Mírame, con unos retratos muy atípicos, cuyo significado nos intentaba inculcar la guía.
  Por oro lado, dentro de unas Jornadas organizadas or la Universidad de Sevilla, relativas al estudio de la masonería en el periodo franquista, asistí a una mesa redonda en el aula 8 de la Facultad de Geografía e Historia. Componían la mesa el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Leandro Álvarez Rey; el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Almería, Fernando Martínez López; y el Director General de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Francisco Javier Giráldez.
 Intervino en primer lugar Leandro Álvarez, que se refirió a las vicisitudes que afrontaron los masones en le España franquista, poniendo de manifiesto el trabajo de investigación colectivo llevado a cabo por varias universidades andaluzas sobre le tema de la represión, fruto del cual ha sido la publicación de un Diccionario biográfico de los masones andaluces más desatacados en dos tomos. Más recientemente se ha editado un libro, escrito po los dos catedráticos mencionados titulado "La masonería en Andalucía y la represión durante el franquismo".
  Después hubo una breve intervención de Franscisco Javier Giráldez, que puso de manifiesto el interés de la Junta de Andalucía por la cuestión de la memoria histórica, poniendo como ejemplos la financiación del proyecto de invesigación aludido así como la muy reciente aprobación de la Ley de Memoria Democrática por parte del parlamento andaluz.
  Pero la intervención más larga correspondió a Fernando Martínez, que basándose en el contenido del libro mencionado antes, expuso una serie de reflexiones sobre la represión de la masonería en el territorio andaluz durante la etapa franquista, destacando la saña del proceso represivo basado en la suma del nacionalcatolicismo y el militarismo, con leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley para la represión de la masonería y el comunismo (la primera estuvo vigente hasta el año 1945, y la segunda hasta la década de los años sesenta del siglo pasado.
  El acto terminó con la intervención del público asistente, casi todos alumnos de la Facultad de Geografía e Historia. Entonces pedí la palabra  para  poner de manifiesto el carácter inquisitorial de la presunta justicia franquista, pues en muchos aspectos emuló los procedimientos llevados a cabo por el Sano Oficio, le pregunté a Leandro Álvarez su opinión sobre la aplicación de la Ley de Memoria Histórica aprobada durante el mandato de Zapatero, ya que el Ayuntamiento de Sevilla observó una actitud claramente lampedusiana en algunos casos: para conservar el nombre de algunas calles se introdujeron pequeños cambios. Así a la calle dedicada a José María Pemán, se le puso delante Escritor, mientras que a la del marqués de Luca de Tena simplemente se le quitó el título.
   Intervinieron los tres ponentes en la respuesta, pero ninguno criticó con dureza dichos cambios de nombre, aunque Fernando Martínez, durante su etapa como alcalde de Almería, manifestó que cuando cambiaron los nombres de las calles en esa ciudad procuraba siempre que se aplicaran los nombres tradicionales. Claro, el problema se plantea fundamentalmene en la rotulación de las calles de nueva creación.
 Por cierto, al referirse Leandro Álvarez a los sucesivos cambios de nombre de la actual avenida de la Constitución, le hice una pequeña matización, puesto que dijo que en la época franquista se llamó avenida de José Antonio. Pero había un trecho de esa avenida dedicado al denominado "virrey de Andalucia", es decir, al general golpista Queipo de Llano.

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