martes, 19 de marzo de 2013

Un fin de semana intensivo

 El jueves, viernes y sábado de la pasada semana fueron sumamente movidos desde el punto de vista cultural, combinando varios tipos de actividades, entre visitas a exposiciones, conferencias, lecturas de comunicaciones, una mesa redonda y una visita a un monumento artístico.
   El jueves, con el grupo de amigos jubilados, casi todos docentes, visitamos dos exposiciones en el Museo Provincial de Bellas Artes. La primera se refería al pintor sevillano José García Ramos, al cual ha dedicado el mencionado Museo una exposición con motivo de cumplirse el primer centenario de su fallecimiento, ocurrido en 1912. En esta ocasión, la visita fue guiada. Una chica, de nombre Marta, nos fue ilustrando sobre algunos aspectos de la vida y de la obra del pintor, tomando como hilo conductor no solo sus propias obras sino también la de algunos pintores relacionados con él, tales como Jiménez Aranda o Alfonso Grosso. La muestra se encuentra dividida como en tres fases. La primera nos muestra la época de formación del artista, con desplazamientos a Roma y a París, notándose la influencia que recibe de otros maestros de la pintura, especialmente de Mariano Fortuny. Aparecen también tres dibujos hechos a carboncillo dotados de un gran realismo de figuras masculinas y un retrato de juventud realizado por su maestro Jiménez Aranda. En la segunda sala destacan escenas relacionadas con el folclore andaluz, como escenas taurinas, y también ilustraciones para la revista Blanco y Negro. Por último, en la tercera sala se exhiben tres grandes carteles anunciadores de las fiestas primaverales de Sevilla, correspondientes a los últimos años de su vida. Precisamente uno de ellos corresponde al año 1912, el año de su muerte. También aparece un libro que ilustró, titulado "La tierra de María Santísima" y algo muy curioso, de la prehistoria del cine, un vídeo de los hermanos Lumiere, de finales del siglo XIX, con imágenes taurinas y una procesión de la Semana Santa sevillana.
   La visita anterior la iniciamos poco después de las 12 y duró aproximadamente 40 minutos. Como todavía era relativamente temprano y el día anterior habían inaugurado en el mismo Museo otra exposición pictórica me pareció oportuno visitarla también. Precisamente, para tener una visión de conjunto, aunque fuera somera, había hecho esa misma mañana un breve recorrido por la misma. Antes de acceder a las salas de la primera planta donde se exhibe la muestra, en un patio de la planta baja, expuse a los compañeros del grupo unas escuetas pinceladas sobre la exposición. El título de la misma es "Rubens, Brueghel, Lorena. El paisaje nórdico en el Prado". Así por ejemplo les dije el sentido del vocablo "nórdico", que para los pintores italianos del siglo XVII designaba a todos los territorios situados más allá de los Alpes, incluyendo por lo tanto Alemania y por supuesto los Paises Bajos. Todas las obras proceden del Museo del Prado, constituyendo la muestra un hito más del proyecto denominado "El Prado itinerante", habiendo pasado ya por otras ciudades españolas como Santiago de Compostela, Zaragoza y Valencia. Por motivos de escasez de espacio, en el caso de Sevilla solo se han expuesto 36 obras, cuando en Santiago fueron más de 50. A pesar de que los pintores residen en paises eminentemente llanos, sin embargo los paisajes montañosos ocupan un destacado papel, cosa que puede deberse a la admiración que sentían por las montañas de los Alpes, o incluso por una explicación de tipo más bien teológico. Las pinturas tienen un sentido propagandístico, intentando mostrar la vida campestre en el caso de los Paises Bajos y el auge comercial marítimo en el supuesto de Holanda. Una de las obras más destacadas es la titulasda "Atalanta y Meleagro cazando el jabalí de Calidonia" de Rubens. Este pintor se retiró en los últimoa años de su vida a un castillo, cerca de Amberes, y allí pintó muchos cuadros de paisajes. El mencionado es uno de ellos y está inspirado en La Metamorfosis de Ovidio. Algo que me chocó fue que no apareciera nada más que una obra de Claudio Lorena, teniendo en cuenta que el nombre de este pintor francés, aunque trabajó fundamentalmente en Italia, figura en el título de la exposición.
   Ese mismo jueves, a las 6 de la tarde, asistí a una conferencia en el salón de actos de la Casa de la Provincia. La pronunció Eloy Arias Castañón, profesor titular de la Universidad de Sevilla, bajo el título "La Diputación: de su nacimiento a su consolidación". Dicha conferencia se inscribía en el programa de la "X Jornadas de Historia sobre la provincia de Sevilla" que este año se denominaba "Pasado y presente de la Diputación de Sevilla. Su proyección en los pueblos de la provincia". Dichas Jornadas las viene organizando la ASCIL (Asociación provincial sevillana de Cronistas e Investigadores locales).
  El profesor fue analizando los avatares por los que opasó la institución provincial desde su implantación a partir de la Constitución de Cádiz a lo largo del siglo XIX. En los períodos absolutistas del reinado de Fernando VII fueron suprimidas, pero ni siquiera con los gobiernos más progresistas consiguieron tener un poder político auténtico, siendo consideradas como meros apéndices administrativos y económicos de los gobernadores civiles
  Tras un breve descanso, vinieron la lectura de seis comunuicaciones sobre diferentes temas que luego aparecerán en publicaciones. Todas ellas estaban relacionadas con la Diputación de Sevilla. Así Pablo Alberto Mestre Navas disertó sobre "Los protocolos de bienes del Archivo de la Diputación de Sevilla : Memoria corporativa e instrumentos de gobierno y gestión"; María Teresa Ruiz Barrera versó sobre "Los depósitos pictóricos de la Diputación en la provincia de Sevilla; Isabel González Muñoz lo hizo sobre "Por los vericuetos de la Sevilla cultural a través de las páginas de la revista Archivo Hisopalense; Andrés Trevilla García sobre "Obras y proyectos de la Diputación de Sevilla en los caminos vecinales; Margarita Parrilla Amador sobre "Marco jurídico de los galardones de la Diputación de Sevilla y sus municipios: una perspectiva relacionista; Yedra María García Sánchez sobre "El papel de la Diputación de Sevilla en la conservación del patrimonio religioso durante la Guerra Civil".
  La segunda sesión se inició el viernes a las 9,30 de la mañana con una conferecia que impartió doña Carmen Barriga Guillén, del Servicio de Archivos y Publicaciones de la Diputación de Sevilla. Hizo un análisis sintético de los distintos apartados documentales del archivo de la Diputación de Sevilla, así como una enumeración de las propiedades inmuebles y muebles de la institución. El edificio más emblemático sería la iglesia de San Luis y en cuanto a las obras de arte están desperdigadas en museos, iglesias, ayuntamientos, la proopia Casa de la Provincia y hasta en dependencias bancarias.
  Luego vinieron las lecturas de dos comunicaciones. Manuel Gavira Mateos leyó la correspondiente a "Don Fernando de Coca. Bacteriólogo, político y masón" y Aline Lara Galicia leyó la correspondiente a "La hacienda del Santo Ángel de Gines, un patrimonio del siglo XVII".
    Ya pasadas las 11,30 cogimos un autobús en la calle alos que nos traslado hasta la sede del IAPH (Instituto andaluz del Patrimonio ghistórico), sito dentro del recinto del monasterio de la Cartuja de Sevilla. Allí una empleada nos dirigió en una visita donde nos explicó la génesis del organismo y algo que me llamó especialmente la atención: su conversión en una agencia autónoma. Esto está relacionado con las críticas al enchufismo que han arreciado ultimamente, vinculado con la creación de organismos autónomos. Visitamos un par de salas. En una se estaba reparando un tapiz y allí no vi a nadie trabajando; en la otra sala si había varios empleados y aparecían cuadros, imágenes y las partes de un retablo.
    A las 5 de la tarde se inició la tercera sesión con la conferencia de Julio Ponce Alberca, antiguo compañero mío en el instituto "Martínez Montañés". Disertó sobre "El controvertido siglo XX de la Diputación de Sevilla". Hizo un recorrido sobre los cambios producidos en las Diputaciones en el convulso siglo XX, si bien no llegó nada más que a la época de la Transición. La idea fundamental que deduje de su ponencia es que en realidad las transformaciones operadas no han sido tan importantes, y que el favoritismo político se ha puesto de manifiseto en cada una de las etapas del pasado siglo. Dijo algo que me chocó y que se lo planteé en el coloquio, en relación con la fidelidad política de los funcionarios. Habló de que en la década de los 60 para convertirse en funcionario ya no hacía falta mostrar la adhesión al régimen, pero yo le hice una reflexión siobre la distinción entre adhesión y simulación. En la España del posfranquismo no hacía falta estar pregonando permanentemente la adhesión al régimen, pero no estaba consentido despotricar abiertamente contra él. Vinieron después una serie de lecturas de comunicaciones sobre diversos aspectos. Versaron sobre la cesión del palacio arzobispal de Umbrete a la Diputación en la posguerra que instaló allí un asilo y después una escuela de niños, hasta que el cardenal Segura reclamó la devolución, que corrió a cargo Francisco Amores Martínez,  y Salvador Hernández González que se refirió a la colección pictórica de la Casa de la Provincia.
   El sábado tuvo lugar la cuarta sesión que comenzó con una mesa redonda. En ella participaron Antonio M. Bernal, catedrático de la Universidad de Sevilla; Juan Luis Ravé,perteneciente al Gabinete pedagógico de Bellas Artes; y Manuel Dominguez, en representación de la Diputación de Sevilla.
   Bernal puso de manifiesto tres aspectos importantes de las Diputaciones en el siglo XIX: el económico-fiscal, con la creación de las juntas parcelarias para establecer un baremo para las imposición de tributos; la introducción de estudios tecnológicos relacionados con la agricultura y la industria; la introducción de innovaciones recogidas en las exposiciones internacionales. Juan Luis Ravé, que también fue compañero de instituto, se refirió exclusivamente al análisis artístico de la iglesia de San Luis, destacando su barroquismo dentro de un barrio miserable. Manuel Dominguez se manifestó favorable a la continuidad de las Diputaciiones, basándose fundamentalmente en el apoyo a las pequeñas poblaciones y expresó sus temores ante la futura ley de régimen local proyectada por el actual gobierno. Precisamente en el coloquio mis dos preguntas fueron dirigidas a él. En la primera le pedía que nos dijera cuál es la postura oficial del PSOE, su partido, ante el futuro de las Diputaciones, pues en los meses anteriores a las elecciones generales de 2011 dicho partido tuvo una actitud un tanto esquizofrénica, pues en el programa se mostraban partidarios de su continuidad aunque con otro nombre, pero el candidato a la presidencia del gobieron, Pèrez Rubalcaba, abogaba claramente por su eliminación. A esta pregunta me contestó que la posición actual de su partido es ahora la que se aprobó en el Congreso de Sevilla el año pasado, es decir, en pro de la continuidad de esta institución aunque introduciendo los cambios oportunos. Respecto a la pregunta que le formulé relativa a cómo se les paga a los diputados provinciales, si cobran por el ayuntamiento o por la diputación, solo me aclaró que los alcaldes de los pueblios que forman parte de la institución provincial no cobran nada más que el salario de esta última, pero no aclaró nada respecto al cobro de dietas, cosa a  la que yo aludí al comienzo de la pregunta, al hilo del reciente escándalo de la Caja de Navarra.
   Después de la lectura de dos comunicaciones. Una relativa otra vez al Archivo Hispalense y la otra sobre el patrimonio artístico del hospital de las Cinco Llagas, hechas respectivamente por Marco Antonio Campillo de los Santos y por José Luis Romero Torres, fuimos a realizar una visita al palacio arzobispal, dirigida por Juan Luis Ravé. Yo reconozco que no conocía este edificio por dentro y qie en plano arquitectónico presenta varios estilos como el renacentista, barroco y neoclásico, Recorrimos las principales estancias de la planta alta, deteniéndonos especialmente en la gran sala de carácter versallesco donde se exponen los retratos de todos los arzobispos de Sevilla hasta el cardenal Segura. El techo está decorado con escenas bíblicas y con aves alegóricas que aluden a las virtudes y a los pecados. Me llamó la atención que ya el arzobispo actual, monseñor Asencio, tenga su propio retrato, situado en una sala donde también se encuentran los de los dos últimos arzobispos de Sevilla: Bueno Monreasl y Amigo Vallejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario