martes, 26 de febrero de 2013

Viaje cultural por tierras extremeñas

Durante la pasada semana participé, junto a María José, y en compañía también de nuestra pareja amiga, Jesús y Elisa, en un viaje cultural organizado por Mundosenior. Por cierto, ha sido el primer viaje de estas características en que hemos podido participar, ya que las veces anteriores que lo hemos intentado no lo habiamos conseguido,pues este tipo de viaje tiene más demanda que los dirigidos a las zonas de playa, simplemente porque la oferta es menor.
  Durante cuatro días, a pesar de que el tiempo no ha acompañado en absoluto, pues solo el miércoles la lluvia nos dio una tregua, hemos visitado una serie de lugares interesantes desde el punto de vista de su patrimonio monumental, tales como Guadalupe, Trujillo, Cáceres, Alcántara, Coria, y, por supuesto, Plasencia, donde se encontraba el hotel donde hemos pernoctado. Esto en lo que respecta a la provincia de Cáceres, puesto que también hemos visitado dos ciudades dentro de la provincia de Badajoz: la propia capital y Mérida. De aquí deriva una de las quejas más corriente de los participantes, consistente en la necesidad de haber ubicado el hotel del viaje cultural en una pòsición más centralizada desde el punto de vista geográfico, puesto que la ciudad de Plasencia está muy desplazada hacia el norte, con lo cual para ciertos itinerarios, especialmente el que nos condujo a Mérida y después a Badajoz, la distancia supera ampliamente los cien kilómetros. Mucho más cómodo hubiera sido que el hotel hubiese estado ubicado en Cáceres capital, en una posición más centralizada.
  Por supuesto que se pueden esgrimir más críticas. Así la propia piosición del hotel, el Ciudad de Plasencia, alejado varios kilómetros del casco urbano de la ciudad, incluido dentro del recinto de un polígono industrial, aunque eso sí, correctamente conectaqdo con la ciudad a través de una línea de autobuses. Ello nos ha posibilitado realizar hasta tres visitas a la ciudad de Plasencia, aprovechando los huecos que nos han dejado la organización de las visitas culturales planificadas. Aparte, claro está, el jueves por la tarde realizamos la visita digamos institucional con dos platos fuertes: la visita guiada, previo desembolso de un euro por persona, a las dos semicatedrales (así las llamó la guía), y al muy bien montado museo etnográfico.
  A pesar del tiempo lluvioso solo hemos dejado de hacer una visita y además de carácter opcional, tanto que tuvimos que aportar dos euros por persona. Estaba prevista para el martes por la tarde, después de la visita al casco antiguio de Cáceres, pero debido al mal tiempo hubo que suspenderla. Consistía en visitar una población muy cercana a Cáceres, Malpartida de Cáceres, que incluía el recorrido por un antiguo lavadero de lana, relacionado con la ganadería trashumante, y la visión de nidos de cogüeña asentados en el suelo.
  Dentro del contexto de los guías que hemos tenido, los dos que más me han gustado han sido los que nos acompañaron en la visita a la catedral de Coria, de nombre Oscar, que se notaba claramente que dominaba bien el tema y además tenía un adecuado carácter pedagógico, y también la guía de las catedrales de Plasencia, que explicó correctamente la conexión existente entre ambos proyectos constructivos. En cuanto al guía acompañante, se nota que tiene un atracón de conocimientos aunque no suficientemente digeridos, que unido al tratamiento de temas no directamente conectados con los objetivos culturales, provocaban frecuentes meteduras de pata.
  Una última observación. Después de haber participado ya en siete viasjes organizados por Mundosenior, todos relacionados con ambientes costeros, he podido distinguir un mayor nivel en el comportamiento y en el aspecto cultural de las personas que participan en los viajes culturales, por lo menos en el único que he participado hasta la fecha. No he presenciado las horteradas típicas de los viajes a zonas de playas y también un ambiente más relajado dentro del comedor del hotel, aunque en honor de la verdad hay que decir que éramos un grupo poco numeroso.

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