sábado, 13 de febrero de 2016

Impresiones sobre mi último viaje a Madrid (2)

Cambiando de tema, por muchas veces que regrese a Madrid nunca deja de asombrarme su inmensa oferta cultural, sobre todo si la comparo con la de Sevilla. Sospecho que para una persona jubilada como es mi caso, en el supuesto que todos los días se propusiese acudir a un evento cultural, le faltarían días del año para poder cumplir su propósito. Así que cada vez que me desplazo hasta ella no tengo más remedio que proceder a una rigurosa selección en las visitas a las exposiciones, dejando aparte por supuesto otros eventos culturales. Para empezar, el viernes día 5 dediqué practicamente toda la mañana a visitar sendas exposiciones temporales en el museo del Prado y en el Caixaforum. En el primer caso giré una visita a la muestra dedicada al pintor francés Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867), cuya obra entre el neoclasicismo y el romanticismo ha resultado muy controvertida para los teóricos del arte. Fue un gran admirador del pintor renacentista Rafael y a su vez ejerció una gran influencia sobre pintores destacados posteriores como es el caso de Pablo Picasso. Como obras expuestas en esta exposición destacan los retratos referentes a Napoleón, el de la condesa d¨Hansonville y el más conseguido desde mi punto de vista, el del burgués Louis-Francois Bertin, que figura al final de la muestra. También destacan varios desnudos femeninos, tales como el titulado La gran odalisca y también El baño turco, ambos dentro de un ambiente exótico y orientalizante. Ya que estaba dentro del recinto del Museo, aproveché para echar un vistazo a una sala donde se exponían una serie de retratos de personajes de la época debidos al pincel del pintor Federico de Madrazo y también dí una ojeada a la nueva adquisición del Museo, el cuadro titulado La Virgen de la Granada, procedente de la colección de la Casa de Alba. Por cierto, debo decir que a pesar de que procuré estar a las puertas del Museo antes incluso de que abriesen las taquillas a las 9,45, no pude evitar encontrarme sumido en una larga cola en el acceso por la Puerta de los Jerónimos, compuesta fundamentalmente por personas con rasgos orientales. A la vista de la gran afluencia de público, cabe deducir que

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