domingo, 3 de enero de 2010

Decálogo para los políticos con vista al nuevo año 2010 (Continuación)

6.- Considerar que ellos son unos meros administradores temporales de los fondos públicos y por lo tanto, independientemente de la lógica aplicación del principio de solidaridad para atenuar las desigualdades sociales, deben ser más ecuánimes a la hora de planificar las inversiones por barrios, abandonando el sectarismo extremo que aplican en función fundamentalmente de los réditos electorales. Así en el caso concreto de Sevilla hay barrios donde las inversiones municipales brillan por su ausencia, tal como ocurre por ejemplo en El Porvenir. Aquí jamás ha existido una sola inversión de los denominados Planes de Barrios y respecto al famoso Plan E tampoco nos ha correspondido nada, excepto una obra que afecta sólo marginalmente al barrio cual es el Paso subterráneo que comunicará la avenidad del Cardenal Bueno Monreal con el Puente de las Delicias. Basta recorrer un centenar de metros y nos encontramos con el barrio del Tiro de Línea, que se ha beneficiado de todos los planes municipales de inversión. ¿Cómo se explica esto? ¿Acaso el Porvenir no tiene problemas y el Tiro de Línea tiene graves carencias? Nada de eso. La explicación es muy sencilla : en el Porvenir ninguno de los dos partidos que gobiernan actualmente en la ciudad se comen un pimiento, hablando en términos electorales, puesto que el partido más votado es el PP; en cambio, en el Tiro de Línea el partido más votado es el PSOE. Así que los ciudadanos que vivimos en barrios de clase media, más todavía si es de clase media-alta, estamos como castigados, aunque nuestra ideología sea más afín con los partidos de izquierda.
7.- Tratar con la misma consideración y en régimen de igualdad a todas las entidades ciudadanas independientemente de su componente ideológico, social o su ámbito territorial, eliminando el nefasto favoritismo respecto a las entidades afines a los partidos políticos que detentan el gobierno municipal. Esto es algo que yo he sufrido en el contexto de las asociaciones vecinales, pues desde hace varios años presido una llamada "Nuevo Porvenir". Pues bien, me cuesta mucho más trabajo conseguir las mejoras para mi barrio que otras asociaciones, que tienen acceso libre a los despachos municipales, y que en la práctica son meras correas de transmisión de los propios partidos gobernantes. Eso ocurre con dos asociaciones afines al PSOE, una en el Tiro de Línea, y otra en la barriada Felipe II. Baste decir que los directivos de dichas asociaciones son al mismo tiempo representantes del PSOE en la Junta municipal del Distrito Sur. Ni que decir tiene que estas asociaciones carecen de la independencia y de la libertad para ejercer la crítica, pero a cambio consiguen practicamente todo lo que piden. No hay tampoco que olvidar que esta afinidad entre gobernantes y asociaciones favorece la aparición de casos de corrupción como se ha visto claramente en Sevilla en el caso de la asociación denominada Unidad. Yo, por mi parte, al ver que por los cauces normales no podía conseguir la protección del seto de la plaza Vicente Aleixandre, inmerso en un proceso de degradación galopante, tuve que hacerlo a través de los Presupuestos Participativos. Aún así, en este caso encontré serios problemas por parte del Distrito Sur, controlado por Izquierda Unida, porque el entonces secretario del Distrito, Miguel Carvajo, no tenía muy claro eso de instalar una valla metálica con dinero público para proteger un seto en un barrio de supuestos ricos. Eso sí, no hubo ningún problema para invertir 14.000 euros en el "Adecentamiento de la plaza del Alcalde Horacio Hermoso" (así rezaba en el cartel) y 28.000 en la calle Avión Cuatro Vientos (en este caso para instalar también una valla). Basta con darse una vuelta por ambos sitios para darse cuenta de la forma tan indignante de malgastar el dinero público. En la plaza mencionada ya no queda pista alguna del famoso adecentamiento, que consistió fundamentalmente en instalar una docena de macetones (ya han desaparecido todos) y en el arreglo de un pequeño parterre (hoy está que da pena). En Avión Cuatro Vientos, como para eliminar el cuerpo del delito, el mismo Ayuntamiento eliminó las vallas, pues la zona se había convertido en un pastizal impresionante, donde las tuyas que plantaron habían desaparecido practicamente todas, y donde incluso los nuevos árboles (lo único que queda ya) resistían a duras penas. Mientras, el seto de la plaza Vicente Aleixandre, a pesar de estar protegido por la valla, se mantiene a duras penas, puesto que el mantenimiento por parte de la Delegación de Parques y Jardines deja mucho que desear y porque los niños siguen practicando huegos especificamente prohibidos por las Ordenanzas muncipales que la Policía local no vela para que se cumplan.
8.-Procurar cumplir las leyes, normas y acuerdos, pues no sé con qué fuerza moral pueden obligar a los ciudadanos que hagan lo propio si ellos se los saltan a la torera. Aquí viene como anillo al dedo el caso del solar sito entre las calles Jorge Guillén y Pedro Salinas, donde el Ayuntamiento de Sevilla, despreciando los puntos del acuerdo con el Arzobispado, ha posibilitado que donde debería ir ubicada una dotación pública (una biblioteca, un centro de día para la tercera edad, etc) se construya una nueva parroquia de forma irregular, cuando todos sabemos que con la actual de San Sebastián nos basta y nos sobra. Pero claro, este alcalde capillita que tenemos no quiere enemistarse con la jerarquía eclesiástica, e incluso el primer teniente de alcalde me dijo en una ocasiós, a propósito de este tema , aquello ya tan manido "Con la Iglesia hemos topado". Con estos gobernantes tan pusilánimes no me extraña que sigamos topando con ella indefinidamente. Esto nos lleva a otra consideración : que los políticos deberían tratar por igual a todas las instituciones y por supuesto a todas las personas.
9.-Administrar correctamente los fondos públicos, eliminando muchos cargos públicos superfluos, creados especificamente para colocar a sus militantes. Tanto es así que cuando se diseñan los organigramas de los diferentes organismos, en lugar de hacerlo teniendo en cuenta la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, parece que se hace en función de los compromisos que tiene cada partido a la hora de contentar al máximo de afiliados. Así se explica uno que en ciertas dependencias municipales aparezcan muchas mesas vacías, con el ordenador muerto de risa. Cuando preguntas por un determinado individuo casi siempre recibes la misma respuesta. Si es por la mañana, un recurso muy corriente es la salida para tomar café; en otras ocasiones te suelen decir que han salido para resolver algún asunto. Pero lo cierto es que tú ves a las empleadas sobre todo con las bolsas de plástico, señal inequívoca de que ha aprovechado el tiempo del trabajo para hacer sus compras. Esto pone de manifiesto que el control sobre la actuación de estos empleados es mínimo, por no decir nulo, con lo cual sólo cumplirán con su obligación aquellos más conscienciados. En las entradas de las dependencias municipales se observa un número de empleados excesivo, de tal manera que donde bastaría con un solo bedel te puedes encontar con dos o tres. Así ocurre por ejemplo en el edificio de la calle Pajaritos y no digamos en la Delegación de Parques y Jardines. No puedo dejar de mencionar el excesivo número de coches oficiales del Ayuntamiento de Sevilla. El alcalde y el primetr teniente de alcalde sólo cogen el transporte público y las bicicletas con un afá propagandístico, cuando debieran dar ejemplo acudiendo a sus despachos en los diferentes medios del servicio público de transporte. ¿Y que decir de los gastos superfluos en ágapes y libaciones disfrazados de actos protocolarios? En una época de crisis, com la que estamos atravesando esto debería desaparecer y el que quiera comer y beber que lo haga con su dinero. No se puede convertir el Alcázar de Sevilla en un restaurante para gorrones a costa del erario público.
10.- En definitiva, los cargos políticos deben asumir que han recibido el mandato por parte de los ciudadanos para intentar mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos en general, y no, como algunos parecen interpretar, para aprovechar el ejercicio de su cargo exclusivamente para mejorar su situación personal y familiar. Así lo único que conseguirán es una cada vez mayor pérdida de legitimidad con un desapego creciente por parte de la ciudadanía unido a un deterioro alarmante del régimen democrático.

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