viernes, 1 de enero de 2010

Decálogo para los políticos con vista al nuevo año 2010

Según el Barómetro del CIS correspondiente al pasado mes de noviembre, la clase política era el tercer problema más importante de España, después del paro y la situación económica. Esto es algo alarmante, teniendo en cuenta que precisamente el cometido fundamental de los políticos debería ser solucionar los problemas de los ciudadanos, y resulta que no sólo es así sino que su nefasto comportamiento representa un grave problema para la sociedad. Por eso, aporto mi granito de arena y me permito exponer un decálogo que pudiera contribuir a mejorar la actuación política. Aunque los distintos apartados pueden aplicarse a los diferentes estratos de la Administración del Estado, mis recomendaciones van dirigidas fundamentalmente a los políticos que integran la administración municipal de la ciudad de Sevilla.
1.- Aceptar la crítica, siempre y cuando sea constructiva, aunque sea de los grupos políticos rivales (en este caso suelen rechazarla de forma sistemática). Sé por experiencia que no aceptan las críticas, por más que sean bien intencionadas. En este sentido, los ciudadanos debemos ejercerla cotidianamente y no conformarnos con votar cada cuatro años. Esto es lo más cómodo para los políticos, pero nosotros desempeñaríamos el papel del "ciudadano pasivo" de la época de la Restauración, máxime teniendo en cuenta que los políticos raramente cumplen su programa electoral.
2.- En consonancia con el punto anterior, los políticos deben también ejercer la autocrítica, reconociendo que como seres humanos que somos todos podemos equivocarnos, siendo muy conveniente, en el supuesto de cometer algún error, expresar un decidido propósito de enmienda. Ello impregnaría la actuación política de una adecuada dosis de humildad que contribuiría a mejorar la confianza de la ciudadanía que actualmente está por los suelos. Pues bien, es muy inusual que un político ejerza la autocrítica, pues en ese caso considera que le está dando bazas a sus contrincantes que lo atacarán sin piedad. Normalmente lo que hacen es lanzar balones fuera, desviando la responsabilidad hacia otras instituciones u otros cargos. La no asunción de la responsabilidad se ve amparada por la autonomía de las distintas administraciones que muchas veces no tiene bien delimitadas sus competencias, y explica también por qué en este pais resulta tan difícil que un político presente la dimisión o que el jefe de turno lo cese.
3.- Luchar decididamente y sin contemplaciones contra un fenómeno muy extendido en España cual es la corrupción. No es algo inherente a un determinado partido sino que se puede decir que afecta practicamente a todos, si bien la cantidad de casos dependerá del ámbito de poder de cada uno de ellos. En nuestro pais el cáncer de la corrupción se asocia indefectiblemente con el auge experimentado por la industria de la construcción en los años anteriores a la crisis actual. De aquí que se cebe especialmente sobre los gobiernos locales. Sin ir más lejos, en el caso de Sevilla tenemos un ejemplo claro con el caso de Mercasevilla. Aquí están implicados individuos pertenecientes al Ayuntamiento de Sevilla y a la Junta de Andalucía por el cobro de comisiones irregulares por la venta de un solar. Pero, ¡ojo!, eso no quiere decir ni mucho menos que los políticos del PP sean unos benditos, si no que sencillamente en ambas administraciones están en la oposición, y para chupar del bote se necesita ejercer el poder. Así se ve por el famoso caso Gúrtel que contamina a dos regiones autonómicas controladas por el PP: Madrid y la Comunidad valenciana. ¿Cómo han reaccionado en estos casos los dirigentes de los diferentes partidos? Muy sencillo. Como suelen hacer siempre, primero niegan el hecho, acudiendo a la socorrida presunción de inocencia; cuando ya no pueden negar el acto corrupto suelen cargar contra los medios de comunicación y contra la oposición con el manido argumento de "y tú más". En ningún caso hacen lo que deben hacer: con la aparición de indicios sólidos exigir la dimisión inmediata del individuo implicado, o en caso de que no lo haga, proceder a su cese fulminante.
4.- Disminuir de forma drástica el número de asesores y cargos de confianza, pues, máxime en un período de crisis profunda en que nos encontramos, resulta chocante el excesivo número de asesores con que cuentan los altos cargos políticos. Da la sensación de que su falta de preparación es tan descomunal que necesitan consejeros para emitir cualquier decisión por insignificante que sea el problema. Eso ocurre con el alcalde de Sevilla, personaje inútil donde los haya, pues a pesar del alto número de asesores (él se jacta de los buenos asesores jurídicos que tiene) suele meter la pata frecuentemente, adoptando decisiones (v.g. la construcción de una biblioteca universitaria en el Parque del Prado de San Sebastián que la Administración de justicia mantiene de momento paralizada). Los cargos de confianza deben reducirse al mínimo pues no resultaq ético, sobre todo desde el punto de vista de los JASP (Jóvenes aunque suficientemente preparados) que tienen muchos problemas para encontrar un puesto de trabajo digno, que otros jóvenes, por el mero hecho de tener el carnet de un partido, tengan un fácil acceso a un empleo, rompiendo el mandato constitucional de los principios de igualdad, capacidad y mérito. Me consta que en el Ayuntamiento de Sevilla hay muchos empleados que el único mérito que puedieron alegar fue la afiliación a los partidos gobernantes, pero que con el tiempo pueden conseguir el estatus de funcionario por la puerta falsa. Esto redunda incluso en el funcionamiento municipal en sentido negativo, debido a su falta de preparación.
5.- Reformar los partidos políticos y las listas electorales. Los partidos políticos, un elemento esencial según la Constitución para articular el sistema democrático, paradójicamente carecen de una estructura democrática sólida. Tiene una estructuraq piramidal en la que unos cuantos dirigentes toman las decisiones mientras los demás se limitan a acatarlas servilmente. Lo hacen así ante el temor de ser desalojados si no actúan fielmente, como reza el consabido lema, atribuido a Alfonso Guerra: "el que se mueva no sale en la foto". A consecuencia de esto, las personas dotadas de espíritu crítico y ¿por qué no decirlo? de dignidad, huyen de la política como de la peste, con lo cual la actividad política se está convirtiendo cada vez más, salvo rarísimas excepciones, en un campo abonado para individuos mediocres que sólo ven en la actividad política una forma de ganarse la vida. Es el clásico politico profesional, un individuo que aunque tenga una carrera no es un profesional destacado y ha encontrado un filón magnífico en la política, donde con una poca de suerte puede medrar toda su vida. Todo es cuestión de tener los padrinos adecuados en cada ocasión De la misma manera, el sistema de las listas cerradas no quiere decir que los que figuran al principio sean los mejores ni mucho menos, sino que los dirigentes de los partidos suelen colocar a los individuos más maleables en los primeros puestos, independientemente de su valía personal. Así en las listas electorales del PSOE del Ayuntamiento de Sevilla en las tres últimas elecciones ha figurado como número uno don Alfredo Sánchez Monteisirín en detrimento de personas más preparadas, como por ejemplo don Emilio Carrillo que al final se ha visto pbligado a abandonar el propio Ayuntamiento debido a la confrontación personal entre ambos, encontrando refugio (los políticos no acostubran a engrosar el paro) en la Diputación provincial de Sevilla. Ya puestos a reformar, habría que reformar también el sistema de financiación de los partidos políticos, porque muchos casos de corrupción están relacionados con la asfixia financiera de los partidos que se gastan cantidades ingentes en las campañas electorales.

1 comentario:

  1. Estimado Sr. Rojas:
    Le agradezco su comentario hacia mi persona. Y me permito informarle, sin acritud alguna, que nadie me ha dado refugio en la Diputación Provincial de Sevilla, en la que obtuve el número 1 en las oposiciones para Técnico de la Administración General realizadas en septiembre de 1982 (¡hace más de 27 años¡)y ocupo ahora la plaza (Subdirector del Área de Hacienda), con el nivel y retribuciones que como tal le corresponden, ni más ni menos, a la que por carrera administraiva accedí en 1991 (¡hace más de 18 años!).
    Atentamente
    Emilio Carrillo

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