martes, 22 de mayo de 2012

Una semana luctuosa

La semana pasada se llevó a un buen amigo, también vecino mío. Su nombre Ruperto Martínez, aunque con motivo de su muerte, por estar su nombre completo en la recepción del tanatorio de San Jerónimo, me enteré que su nombre de pila completo era Ruperto José Antonio. Llevaba unos dos años luchando contra la leucemia y en los últimos meses su salud se había deteriorado bastante, hasta el punto de que cada semana le tenían que efectuar una transfusión de sangre. Al final llegó el momento en que su organismo no pudo resistir ante la bajada estrepitosa de sus defensas naturales. Eso sí. Me consta que en todo momento ha estado perfectamente atendido, especialmente porque su mujer, Mary, posee una gran entereza y se ha dedicado en cuerpo y alma a cuidarlo. También han colaborado de forma eficiente su hija Marieta y su yerno Manolo, médicos ambos en el hospital Virgen del Rocío, donde ha recibido el tratamiento.
  Murió el pasado domindo, día 20, sobre las siete de la tarde, después de una larga agonía de uns diez horas. Como él había pedido, su cuerpo fue incinerado en el cementerio de Sevilla, en la tarde del lunes, día 21. Descanse en paz.
   Su profesión era la de juez, siendo su último destino el de magistrado de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Aquí recaló procedente de la Audiencia Provincial de Huelva, donde ejerció el cargo de presidente. Llevaba unos cinco años jubilados y ha hallecido con 75 años, lo cual, teniendo en cuenta la esperanza de vida actual, no es una edad muy alta, máxime teniendo en cuenta que hasta que le afectó la enfermedad que lo ha conducido hasta la muerte había disfrutado de una buena salud. Basta con saber, según me comunicó su hija médica, que ni siquiera tenía abierta una ficha médica.
 Pero lo más importante de todo es que era una excelente persona. En contra de la opinión mayoritaria respecto a los jueces, considerados como personas poco asequibles y mayoritariamente de edeología derechista, Ruperto era una persona muy sencilla, eminentemente servicial, y con una mentalidad progresista. Era además un gran conversador, dotado de una gran erudición. Podías hablar con él practicamente de cualquier tema y a veces me asombraba, pues dominaba datos históricos desconocidos para mí. En el ámbito cívico, jamás faltó a ninguna de las reuniones de la Comunidad de propietarios. Incluso, en la última ocasión, cuando la enfermedad ya había hecho mella en su salud, asistió en un carrito de ruedas.
 En el aspecto cultural, asisto el lunes, día 14, a una mesa redonda en la Pérgola de la Feria del libro de la ciudad de Sevilla, sita en la Plaza Nueva. Está dedicada al periodista y escritor Manuel Chaves Nogales. Fue uno de los intelectuales que al terminar la Guerra Civil tuvieron que coger el camino del exilio y al cual ha estado dedicada la Feria este año. El jueves, día 17, asisto a la presentación de un libro titulado "Mujeres bajo sospecha" en el salón de actos de la Casa de la Provincia. Allí saludo a Pura Sánchez, una de las autoras. Por último, el viernes, día 18, me entero que con motivo de ser el Día Internacional de los Museos hay una visita guiada en el Antiquarium a las 10,30. Pero resulta que el único que aparece soy yo (esto da una idea de la preocupación de la gente por adquirir cultural). Espero un poco para ver si aparece alguien, pero los úncos visitantes presentes son extranjeros y no les apetece. Así que una chica muy amable llamada Blanca hace de guía para mí solo, una auténtica delicia.

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